LA IGLESIA Y SU PAPEL EN LA DIFUSIÓN DE LA
CULTURA MEDIEVAL
Introducción
Se considera que la edad media fue un periodo de estancamiento
cultural, ubicado cronológicamente entre la gloria de la antigüedad clásica y
el renacimiento. La investigación actual tiende, no obstante, a reconocer este
periodo como uno más de los que constituyen la evolución histórica europea, con
sus propios procesos críticos y de desarrollo..
Desarrollo
La iglesia católica fue el más poderoso pilar de la sociedad en
la época medieval. Tuvo una ingerencia ilimitada en todos los órdenes de la
vida, de tal modo que ninguna actividad escapó a su fiscalización. Diversas
circunstancias explican esta extraordinaria influencia eclesiástica.
1- La unidad y
la universalidad de la fe, que caracterizaron a la vida medieval. Ninguna
religión disputó, en efecto, al catolicismo durante la edad media el gobierno
de las almas en la Europa occidental.
2- El
predominio cultural del clero. Este
constituyó en la edad media la única clase letrada. El campesino, por lo
agobiador de su trabajo, y los nobles, por su incuria para la vida del
espíritu, fueron ignorantes. Ser laico era estar al margen del saber.
Organización
de la iglesia
La iglesia constituía, en realidad, una especie de estado más
poderoso y rico que cualquier estado europeo. Tenía su jefe: el papa; su
capital: Roma; su lenguaje: el latín; sus funcionarios: los clérigos seculares;
sus milicias espirituales: los monjes; sus recursos financieros especiales: los
diezmos pagados por los fieles, y sus propios tribunales de justicia que fallaban
de acuerdo con las leyes eclesiásticas. La organización de la iglesia era
centralizada en una estricta jerarquía. En la cúspide se hallaba el papa,
cabeza de la organización, que en su calidad de sucesor de San Pedro, ejercía
desde Roma su autoridad, asesorándose a veces con los concilios, asambleas
integradas por los altos dignatarios católicos.
Importancia
de la iglesia
La única institución europea con carácter universal fue la
Iglesia, pero incluso en ella se había producido una fragmentación de la
autoridad. Todo el poder en el seno de la jerarquía eclesiástica estaba en las
manos de los obispos de cada región. El papa tenía una cierta preeminencia
basada en el hecho de ser sucesor de san Pedro, a quien Cristo le había
otorgado la máxima autoridad eclesiástica. No obstante, la elaborada maquinaria
del gobierno eclesiástico y la idea de una Iglesia encabezada por el papa no se
desarrollarían hasta pasados 500 años.
Conclusión
Junto al cisma y al ambiente general de degradación, que se
hacía cada día más evidente en el seno de la Iglesia, la herejía constituía en
esta época un factor más de división. La Iglesia estaba demostrando que sus
preocupaciones se dirigían más hacia los aspectos políticos y relacionados con
el poder temporal que hacia la siempre necesaria actualización y predicación de
su doctrina, con lo que la proliferación de grupos de iluminados era constante,
pese a la represión que se ejercía contra ellos.
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